Esta es la historia de una piedrita,
chiquitita, que no quería,
que se resistía a salir de mi mano.
La piedrita, chiquitita, incrustada en la epidermis,
ectoplásmica, lanzó mi sangre lejos, como por allá
en los días de verano, cuando todos éramos felices (ju).
La piedrita no sabía que yo tomaría otra piedrita
menos patudita, y usaría su filo
para a ella darle filo, y sacarla
con manantiales de sangre y un hoyo sabroso.
La epidermis cuestionada se cerró sobre sí,
la piedrita, contrita, saltó sobre la cancha...
la saliva ayudó a parar la hemorragia,
mientras los dos pieses zurdos
ens nadas ayudabans...
Recordando a la piedrita tan desafortunadita
pensaba y pensaba (epidermis sanitizada)
esas son las cosas tan lindas que tiene el fútbol,
recorriendo cancha arriba con cerveza pa la cañita.
Qué sería de la piedrita aún arropada
bajo el manto sucio de mi epidermis,
ectoplásmica.
25 agosto 2007
Secuencia
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